Oxímoron

Notas extramusicales

Para elaborar esta obra se han considerado dos ideas clave en el pensamiento de Luciano Berio: la necesaria asimilación del pasado para la
creación y el núcleo intangible, tal vez sagrado de la música que a través de la experiencia sensible pide ser interrogada. El autor no concibe la creación sin el pasado, según él “debemos ser capaces de suscitar la memoria de aquello que nos sirve para luego negarla, con una espontaneidad paradójicamente rigurosa. Porque, en todo caso, como afirmaba Heráclito, no es posible entrar dos veces en el mismo río. La conciencia del pasado nunca es pasiva, y no queremos ser los cómplices sometidos de un pasado que está siempre con nosotros, que se nutre de nosotros y que nunca termina.” Esta concepción tiene una interpretación acronológica del tiempo, es decir, no tiene tanto que ver con un antes y un después, sino con un hábitat sin horizontes temporales delimitantes. Para mí, la relación que guarda la música con un “huidizo otro lugar” nombrado por Berio que se percibe a través de las pasiones, es el Presente; no es aquello que se pierde en la medida en que se encuentra, sino aquello que conquistamos en la medida en que nos desprendemos del resto. La música tiene ese poder misterioso de ubicarnos en ningún lugar. Dado que la música no puede ser codificada ni reducida a un procedimiento manipulado por un discurso, “el mejor análisis de una Sinfonía es otra Sinfonía” decía Berio. La responsabilidad a la hora de honrar un legado se traduce en ser fiel al pensamiento y al sentir de quien se enaltece. En este sentido, plasmamos su influencia a través del lenguaje musical, sin ser capaces de filtrar la manera en que nos forma la historia y la manera en que la deformamos. Respecto a la construcción musical, decía Berio que “los desórdenes momentáneos que pueden darse en una partitura deben poder encontrarse cara a cara con las regularidades, sincronías, repeticiones y simetrías, asimismo temporales, del mismo modo que, en el lenguaje, los sonidos por una parte y los ruidos por otra, vocales y consonantes, periodicidades y distribuciones estadísticas, interactúan, se penetran recíprocamente y se fusionan. De la misma manera que, finalmente, una idea de forma abierta debe poder medirse, por no decir alternarse, con la idea, dialécticamente complementaria, de forma cerrada. Son experiencias en conflicto, pero, para bien o para mal, resultan también inseparables y, más a menudo de lo que parece, pueden necesitarse mutuamente”. A partir de aquí nos llega la idea de llamar a la obra oxímoron, puesto que es la combinación, en una misma estructura sintáctica, de dos palabras o expresiones de significado opuesto que originan un nuevo sentido. Concebimos que la creación, así como la vida tanto que es pura creación, es esencialmente un gran oxímoron.

Procedamos pues, desde ese ningún lugar en mandar un recuerdo al futuro.

© Garazi Zabaleta Mendizabal | 2024